viernes, 25 de noviembre de 2011

historia del calson

calson:La lencería siempre despertó suspiros a lo largo de la historia. Incluso cuando la ropa interior, cargada de bordados y encajes, se ocultaba debajo de largos vestidos que llegaban hasta los tobillos, como los que lucieron las damas porteñas entre finales del siglo XIX y principios del XX. El summun para los hombres de aquella época era que esos volados y esos encajes de las enaguas o de los visos se asomaran por debajo de las faldas cuando las mujeres subían al coche o al tranvía. “Era muy sexy”, revela Susana Speroni, directora del Museo Nacional del Traje, que hasta junio ofrece una muestra temporaria sobre la lencería que se usó entre 1900 y 1950 en Buenos Aires, que permite conocer la historia desde una óptica más sensual y atrevida.La ropa interior femenina sufrió grandes cambios desde los primeros strophium, banda de seda con que se cubrían el pecho las mujeres romanas; la feminalia, el pequeño calzón de seda, y la interula, especie de camisa interior hecha de algodón, lino, linón o seda natural que usaron tanto señoras como señores desde el período gótico hasta bien entrado el siglo XIX, cuenta a Página/12 Speroni, profesora universitaria de la Historia de la Indumentaria. Los cambios en la lencería acompañaron las transformaciones sociales, particularmente en torno de la vida de las mujeres, y la evolución de la moda y fueron posibles a partir de la aparición de nuevos materiales como el nylon en 1939, hasta llegar a las revolucionarias fibras tipo lycra. “El primer registro de la historia de las dos piezas famosas son mosaicos del siglo V de la era cristiana, de Piazza Armerina en Sicilia, en los que hay doce muchachas que se llaman las gimnastas luciendo lo que hoy conocemos como bombacha y corpiño”, dice Speroni, conocedora de la evolución de la indumentaria tanto como de la palma de su mano. La muestra temporaria que ofrece el Museo del Traje no se remonta tanto en el tiempo. Se limita a la primera mitad del siglo XX. La exposición abarca dos salas y puede visitarse martes a viernes, domingos y feriados de 15 a 19, en Chile 832, en el barrio porteño de Montserrat (los domingos a las 17 hay visitas guiadas). En la primera de las salas dedicada a la lencería, las prendas corresponden al período de 1900 a 1910. Por entonces no había bombachas; las damas usaban calzones. “Recién en la década del setenta van a aparecer las bombachas de tiro corto”, acotará Speroni. Los camisones de hombre eran camisas largas, abotonados adelante. Las prendas femeninas “de debajo” de la Belle Epoque, de 1870 hasta la Primera Guerra Mundial, todas blancas, estaban cargadas de bordados a mano, aplicaciones de encajes, alforzas, alforcitas, alforzones, valencianas, entredós, monogramas, bordados y pasacintas. “La dama del período romántico, de finales del siglo XIX y principios del XX, usa una camisa, calzones, corsé con liguero para sujetar las medias, puede llevar enaguas o viso y cubrecorsé”, enumera Speroni. La multiplicidad de prendas interiores superpuestas no distinguía clases sociales, aunque sí se diferenciaban las mujeres ricas de las pobres por la calidad de las telas y adornos ocultos debajo de sus vestidos que llegaban al piso....

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